
A comienzos del mes de mayo, la noticia sobre el infarto sufrido por el futbolista español Iker Casillas sorprendió a nivel mundial y abrió paso a las preguntas. ¿Existe o no un mayor riesgo de sufrir un evento cardiovascular al practicar deportes?
El infarto agudo de miocardio es infrecuente en deportistas jóvenes, ya que los factores de riesgo tales como la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipemia y el tabaquismo—entre otros—, son poco habituales en esta población. Estas condiciones impactan sobre las arterias provocando la formación de placas de arterioesclerosis, que pueden obstruir el flujo de sangre y desencadenar un evento cardíaco agudo.
Estas placas también pueden calcificarse, un proceso que consiste en el depósito de sales de fosfato de calcio en la pared de las arterias.
Iker Casillas, el reconocido futbolista español de 38 años, sufrió hace muy poco un síndrome coronario agudo durante un entrenamiento del Oporto (Portugal), por lo que debió ser derivado a un hospital donde se le realizó un cateterismo cardíaco. El deportista había sido evaluado periódicamente sin haberse detectado ninguna patología que lo expusiera a un evento de este tipo.
Las estadísticas muestran que, en deportistas mayores de 35 años, la primera causa de muerte súbita es la enfermedad coronaria. Por este motivo, se recomienda incluir la ergometría como parte del chequeo médico de quienes presenten factores de riesgo.
Está demostrado que en muchos maratonistas se presentan mayores calcificaciones de arterias coronarias con arterioesclerosis detectadas por tomografía (score de calcio), un hecho vinculado al volumen de entrenamiento. Sin embargo, la composición de estas placas de arterioesclerosis es más benigna, lo que significa que son menos vulnerables a eventos cardíacos.
Es importante remarcar las diferencias entre placa vulnerable y placa estable, además de considerar el grado de obstrucción que las mismas producen; ya que las primeras poseen una mayor predisposición a romperse y generar un evento agudo, desencadenado por estrés o durante la actividad física.
Como medida preventiva, al presentarse síntomas como dolor de pecho o disnea (dificultad respiratoria), es fundamental actuar rápidamente realizando un examen
físico, pruebas de laboratorio y un electrocardiograma. Este último determinará si es necesario el tratamiento de la afección a través de un Cateterismo. Es fundamental
recordar que desde el momento en el que comienzan los síntomas del infarto agudo de miocardio, existe un margen de tiempo para destapar la o las arterias afectadas.
Está demostrado que el ejercicio físico aeróbico practicado regularmente genera beneficios a nivel cardiovascular evitando o retrasando la aparición de enfermedades cardiovasculares e incluso, prolongando la vida. Sin embargo, en personas que realizan entrenamiento, existe la exposición a sufrir un evento cardíaco. Igualmente, es importante saber que, a largo plazo, los beneficios de realizar la actividad física son muy superiores a ese riesgo.